narración de Sveja Leiber sobre la Alemania que va de los albores del nazismo hasta su ocaso recorriendo, por medio de un personaje sin par el violinista Ruven Preuk, el devenir histórico y personal de su protagonista.
Éste recorre su vida al tiempo que atraviesa las vidas ajenas, ofreciendo al lector un mosaico de arquetipos cuyos patrones, sin embargo, no se adscriben del todo al principal.
Los tres violines de Ruven Preuk, de Leiber, se centra en las decisiones, es toda ella una profunda reflexión acerca de con qué propósito se ha realizado una vida.
Sin pretensiones, nuestro protagonista cautiva al lector desde su misma condición como humilde campesino con habilidad para aprehender el mundo, hasta su fascinante viaje a través de un espacio casi fantasmal.
La obra de Leiber permite encontrar arte entre sus páginas, una renovación formal, un modo y procedimientos nuevos para asuntos que ya fueron tratados con anterioridad: El tren llegó puntual Heinrich Böll,, El molino de Levin Bobrowski,o La pianista Elfriede Jelinek,entre otras.
No obstante, nos hallamos, también, ante un texto histórico, una novela que nos muestra la realidad, si bien desde una perspectiva que se aleja de la acostumbrada.
El procedimiento elegido para iniciar esta novela es el presente, lo cual ayuda al lector a introducirse en la historia y a identificarse, en cierto modo, con los hechos y el protagonista sobre el que recaen las circunstancias.
A medida que avanzamos en el relato, y que la tensión se acentúa llega el desasosiego, Uno desea escapar, pero la angustia lo abarca todo,
Por otro lado, y pese a esa aparente renovación formal, hay aspectos de la forma de narrar de Svenja Leiber que la emparentan con la tradición, reflejando que la ha asimilado y que conoce sus raíces.
En primer lugar, el texto es profundamente oral, algo a lo que contribuyen tanto la forma en que introduce los diálogos como la constante utilización de frases hechas y refranes, en una búsqueda por aproximar la narración al habla popular de la época.
En segundo lugar, la narración es un encuentro constante con la concisión los tramos poéticos son escuetos y directos, con metáforas e imágenes sorprendentes, pero que suponen sólo una breve muestra en relación a una prosa que, por lo general, no se detiene mucho en las descripciones las cuales resuelve con rápidas, pero precisas pinceladas y que nos va haciendo partícipes de paisajes y caracteres con el avance de la acción.
Esta concisión acerca la novela de Leiber a las narraciones populares ya conocidas, por haber sido recuperadas por la tradición romántica, como Hoffmann o Hörderlin, y también a obras como Rosshalde, de Hesse: novela con la que, por cierto, guarda algunas similitudes, como por ejemplo el hecho de que el protagonista sea un hombre obsesionado por el arte y capaz de abandonarlo todo incluido el amor del que tan falto está por desarrollar el don que lo esclaviza.
Hay que señalar también que la distribución de la trama en épocas dando por hecho que los lectores conocen los grandes asuntos de cada época y, por ello, no deteniéndose en los mismos busca, creemos, hacer más vivo el desarrollo de la acción.
No obstante, a veces, en su búsqueda de concisión y del eludir cualquier asunto accesorio la cubre de abruptos saltos, obligando al lector a rellenar con su imaginación o memoria histórica los huecos que han quedado entre medias un procedimiento, éste sí, que de nuevo acerca el texto a las posiciones contemporáneas que buscan la participación del lector en la construcción de la novela.
Hasta aquí el análisis formal, Vayamos ahora con la trama, Estamos a comienzos del siglo XX, en un pequeño pueblo alemán cercano a Hamburgo lugar de procedencia de la autora.
La civilización es, en cierta medida, todavía pretecnológica, El padre del protagonista, por ejemplo, se gana la vida arreglando y fabricando carros de madera, El pueblo funciona, aún, como una familia: para lo bueno y para lo malo, Todos se ayudan, pero a la vez, todos rumorean sobre los otros y conocen y murmuran hasta sobre lo que a cada uno le gustaría no haber dado nunca a conocer.
I
En el pueblo encontramos a Ruven, un joven capaz de ver la música sinestésico y decidido a convertirse en músico.
Algo que cree tener más cerca cuando un viejo músico ambulante le regala su violín, Con Ruven vive su madre, una mujer que dice poseer un bastón mágico que l habla y le adelanta los acontecimientos futuros también su hermano, que regresará traumatizado de la Primera Guerra Mundial y Gosche, la criada, quien comenzará a sentir por Ruven un amor que éste jamás sabrá devolver.
En el pueblo también viven personas como Fritz, que con su ira y su incapacidad para aceptar los cambios que traen los años representa el cimiento sobre el que Hitler edificará y apuntalará sus atrocidades.
O Emma, una lesbiana comunista que trata de unir la lucha de clases con la reivindicación de igualdad para las mujeres y que representa a quienes tratan de convertir el amor a la humanidad en arma y eje de su papel político.
II
En este pequeño pueblo, lo histórico, lo social, aparece como un telón: a veces más presente, otras sólo como un rumor de fondo.
Influye en las vidas, pero no las monopoliza tal y como ocurre en el día a día de cualquier trabajador, pues deja espacio para la lucha por la supervivencia, para la rutina, para la búsqueda del amor, para las ambiciones y para los rencores.
De ese pueblo sale Ruven para tratar de triunfar como violinista, aunque nunca consigue separarse mucho de su infancia y de los rencores y traiciones que deja en el pueblo.
Siempre en presente, Svenja Leiber sigue sus tribulaciones, sus fracasos, su viaje al frente para luchar en la Segunda Guerra Mundial y, finalmente, su regreso a casa.
Durante esas páginas, Ruven cargado con los tres violines, que son otros tantos regalos se presenta como un alma sublime amenazada por su propia grandeza.
Citando un ensayo de Anne Carsson perfectamente aplicable a este personaje: “es un ser humano perdido en su propio arte, arrojado fuera de sí mismo, descuidado, imprudente, equivocado”.
Toda la obsesión de Ruven es ser, cada vez, un poco mejor violinista y, sin embargo, la ausencia de cierta suerte, pero también de ciertas aptitudes sociales impiden, una y otra vez, su éxito como violinista y como esposo.
Como ya dijimos arriba: su don lo esclaviza, Cuando Ruven regresa de la guerra es un ser destrozado, vacío ya de ambiciones, Es en ese momento cuando la novela gira la cabeza y se centra en la hija del músico, Marie, que es en ese momento quien con esfuerzo y sacrificio hace y padece los avatares de la historia.
Mientras, Ruven trata de “institucionalizar su memoria” citamos a Jan Assman y, para ello, ordena sus recuerdos y se sumerge en ellos, no sin dolor.
Pero su intención de “ordenar el pasado” choca con el enorme silencio que se ha hecho en la sociedad en torno al trauma que supuso la guerra y el holocausto.
El progreso ha llegado de la mano de los estadounidenses, todos se han subido a él en las casas hay coches, lavadoras, tractores, y el bastón de la madre de Ruven ha dejado de hablar y el demonio parece haber quedado encerrado para siempre.
Entonces parecen preguntarse todos para qué nombrarlo
III
Estamos pues, ante una novela que versa sobre arte Ruven el amor, la familia Marie, Gosche y la actitud de la sociedad alemana frente al nazismo Fritz, Hilde.
Vidas de gentes sencillas que tratan de sobrevivir en medio del horror, Editada en, con gusto y rigor, El libro, de apenas trescientas páginas, con su tono de fábula, consigue interesar y deslumbrar al lector, Una novela que merece ser leída y una autora a la que conviene seguir de cerca desde este instante, Una historia de un violinista alemán en el siglo XX, Es previsible parte de lo que nos vamos a encontrar: el sufrimiento, el dolor, la guerra,
Sin embargo, la musicalidad con la que se expresa la autora, las metáforas, el hecho de que sea sinestésico, le aporta a la historia mucha sensibilidad y una visión sorprendente de la historia.
Me ha atrapado, Un gran descubrimiento.
sitelink wordpress. com/ "Wo hat er solche Töne her" fragen sich die Leute aus seinem Dorf, wenn Ruven Preuk, der Töne als Farben sieht, auf seiner Geige spielt.
Er ist ein begnadeter Geiger, alle sehen das so, auch wenn in seinem Dorf die meisten kein Verständnis dafür haben.
Ihm eine große Karriere vorauszusagen, scheint nicht vermessen,
Während der Lektüre von Das letzte Land ging mir die Frage nach den Tönen häufig durch den Kopf und ich fragte mich auch: "Wo hat Svenja Leiber solche Töne her", dass sie mit einer solch eigenen Sprache, mit einer solch eigenen Sicht auf etwas, das schon tausendfach gesehen und in Worte gefasst wurde, daher kommen kann Eine eigene Welt erschafft sie mit dieser eigenen Sprache, in der einem dennoch alles sehr vertraut ist.
Sie erzählt zwar eine neue Geschichte, aber vor dem Hintergrund einer sehr bekannten Geschichte, und irgendwie wurde all das noch niemals so gesehen.
Wie der geniale Geiger Ruven Preuk durch das zwanzigste Jahrhundert hindurch lebt, geboren irgendwann am Anfang desselben: Zunächst schenkt ihm ein jährlich durchs Dorf kommender Musiker seine Geige, weil er sein Talent erkennt.
Er hat, trotz wenig Geld, mehrere sehr gute Geigenlehrer, die ihn unterrichten, weil sie an ihn glauben, Unter anderem ist da Goldbaum, dessen Enkelin Rahel häufig daneben sitzt beim Unterricht und in die Ruven sich verliebt, ja, die er eigentlich sein Leben lang liebt.
Diese unerfüllte Liebe ist für mich einer der Schlüssel zum Verständnis Ruvens,
Heiraten tut er schlussendlich Lene aus seinem Dorf, die er auch liebt, vielleicht nicht ganz so sehr wie die Rahel, aber aus gutem Hause kommend, ist und bleibt diese Rahel für ihn unerreichbar.
Lene nicht.
Das letzte LandEr zieht vom Dorf nach Hamburg, wohin er Lene nach der Hochzeit mit nimmt und sie bekommen nach vier Jahren ein Töchterchen und dann gibt es Krieg und die Jahreklingen bei Svenja Leiber so: "Sechs Jahre Abfackelei.
Die ganze alte hölzerne Zeit wird verbrannt, Und was da mit einem Geiger und seinen Ohren und auch mit sonst allen passiert, Wieviele Geiger da von der Bildfläche gewischt werden, Musiker überhaupt und Musiken, Millionen Musiken, die vorher überall waren, in den Zimmern, auf den Wegen und bei den Bohnenhecken.
Kein Tun ohne ein Lied, kein Holzsägen, kein Herdanzünden ohne eine Stimme, Also eine ganze Lebensform. Nicht nur im Schtetl, sondern überhaupt, Und dann plötzlich nichts mehr, Plötzlich ist alles wie abgerissen, " Diese Sätze in ihrer berauschenden Knappheit tun einen unglaublichen Raum auf, in dem der ganze Holocaust sich zeigt und die Leere, die ihm folgte.
Das ist für mich Svenja Leibers Kunst, dass sie Szenarien erschafft, die in unserem Inneren Kontur annehmen und dafür nicht Worte über Worte aufs Papier wirft, sondern zu einer einmaligen Knappheit fähig ist.
Vielleicht nennen viele ihre Sprache deshalb lyrisch, Diese Eigenart von ihr fiel mir schon beim Vorgänger Schipino auf, Auch dort werden Menschen, eine Welt, eine unglaublich große Geschichte mit äußerster Knappheit präsentiert, Sie überlässt so dem Leser einen großen Freiraum, in dem er sich vieles denken und ausmalen kann, Sie ist keine von denen,die sich selbst gerne reden hören, Sie schwafelt den Leser nicht voll, begeistert von ihrer eigenen Wortgewandtheit, Nein, sie entwirft ein Bild mit feinen Strichen, eine Welt mit drei Worten, eine ganze Geschichte, eine Person, mit gezielten, perfekt sitzenden Andeutungen.
Gestern war ich auf der Premiere ihres Buchs in der Autorenbuchhandlung in Berlin übrigens eine wunderbare Buchhandlung mit einem Sortiment, das mich dazu bringen könnte, mein gesamtes Geld zu verprassen, wenn ich nicht so unglaublich diszipliniert wäre und stellte fest: Svenja Leiber ist auch in Wirklichkeit so knapp und klar.
Während die sie vorstellenden und befragenden Männer aus dem Reden gar nicht mehr heraus kamen, Fragen stellten, die dreimal länger waren als jede mögliche Antwort, blieb Svenja Leiber knapp, klar und sehr klug.
Was mich am meisten beeindruckte war als sie sagte, dass dieses Buch für sie ein Stück weit den Raum abschreitet, aus dem sie selber kommt.
Nicht umsonst habe sie esenden lassen sie ist in diesem Jahr geboren, Sofort sah ich diesen Raum vor mir, der aus Menschen besteht, aus Tragödien, aus einem Holocaust, aus Farben, Tönen und Toden und Geburten und Liebe und allem, und aus dem wir alle kommen.
Als Ruven im Krieg ist und Lene allein in Hamburg lebt, mit Marie, versteckt ihre Vermieterin, mit Lenes Einverständnis, zwei Juden oben auf ihrem Dachboden.
Es handelt sich um Rahel Goldbaum und ihren kranken Vater, Lene hat keine Ahnung, wer die beiden sind und dass sie Ruven kennen, Sie hat noch nicht einmal eine Ahnung, dass Ruven eine andere Frau lieben könnte, Ein weiteres Charakteristikum von Ruven: auch wenn er liebt, gibt er nicht viel, schon gar nicht sich, denn seine ganze Hingabe, seine ganze Leidenschaft, sein Leben widmet er der Musik.
Und scheitert dabei so grandios, so am Rande von Erfolg und Bedeutung, so mittelmäßig wie zwei weitere Romanhelden, die ich kürzlich traf
Alma Whittaker und Stoner.
Vielleicht ist es nur meine persönliche Einschätzung, aber für mich ist Ruven ein Seelenbruder dieser beiden,
Als Fritz Dordel, mittlerweile bei der Gestapo und ein alter Dorfbekannter von Lene und Ruven Ruven hat ihn einmal fälschlich bezichtigt, sein Messer gestohlen zu haben immer schon scharf auf Lene, immer schon neidisch auf Ruven, eine Ahnung davon bekommt, dass bei Lene etwas zu holen sein könnte, holt er es sich.
Lene bekommt einen Sohn von ihm und stirbt gleich nach der Geburt, weil sie es vorzieht, tot zu sein, wenn sie sonst mit Fritz sein müsste.
Ruven kehrt aus dem Krieg zurück und erfährt, dass Lene tot ist, er einen Sohn hat, der nicht sein Sohn sein kann und Rahel lebt, aber dann wird ihm weis gemacht, sie sei tot.
Die Geschichte, die bis dahin einigermaßen ruhig dahin floss, nimmt plötzlich, mit dem Wiederauftauchen von Rahel, mit dem Sterben von Lene, eine Fahrt auf, dass einem die Haare aus dem Gesicht fliegen und ich habe, was ich selten tue, die halbe Nacht durch gelesen, weil ich wissen musste, wie die Geschichte weitergeht und wie Svenja Leiber sie erzählen würde.
Würde sie es auch angesichts der größten aller großen Gefühle schaffen, nicht pathetisch, nicht peinlich zu werden Ja, sie schaffte es und sie überraschte einmal mehr.
Denn ab diesem Punkt handelt die Geschichte auf einmal weniger von Ruven, als von seiner Tochter Marie, Ruven ist so unterschwellig in der Geschichte, wie er in seinem ganzen eigenen Leben plötzlich nur noch unterschwellig anwesend zu sein scheint, ein Gebrochener, der sein Leben nicht mehr wirklich ergreift.
Der Musik, der Kunst, hat er sein Leben gewidmet, aber sie erhört ihn nicht so, wie er es sich immer, mit gutem Grund, erträumt hatte.
Die Liebe zu Menschen hat er nie wirklich gelebt, die Musik lässt ihn ein wenig am ausgestreckten Arm verhungern, Da wird er zu einer Schattenfigur, die lebt, was nicht seins ist, mit einer Frau, die keine Liebe in sich hat.
Trifft man nicht eigentlich viele solcher Ruvens
lesen im Garten, bis die Sonne untergeht
Die Tochter aber, von ihm vernachlässigt, in einem Heim nicht gut behandelt, agiert dann alles aus, was an Leben da ist und sie findet ein Glück, eine Liebe, während Ruven all das nicht findet.
Somit ist Marie wie Ruvens Kehrseite und folgerichtig nimmt sie ihn irgendwann zu sich auf und folgerichtig wird dann dort, bei seiner Rückkehr aufs Land, die ganze Geschichte von Svenja Leiber aufgelöst.
Die letzten etwa zwölf Seiten enthalten die ganze, die perfekte Auflösung und wie von ihr nicht anders zu erwarten, kann es natürlich kein Happy End geben.
Ich fand diese letzten Seiten so wunderschön und bewegend, ich habe immer eine gelesen und dann das Buch beiseite gelegt, um sie in mir nachklingen zu lassen.
Und bevor ichs mich versah, war das Buch leider doch beendet und die Sonne im Garten ging unter und ich saß noch eine Weile auf meiner Terrasse in der kühlen Uckermarkluft und lächelte vor mich hin.
Denn nur selten liest man ein solches Buch, ein großes Buch, Es kommt sofort auf die Liste meiner absoluten Lieblingsbücher, Svenja Leiber ist, in meiner persönlichen Einschätzung, neben Terézia Mora die klügste Schriftstellerin, die wir gerade in Deutschland haben.
Also fände ich es folgerichtig, wenn sie in diesem Jahr den Deutschen Buchpreis gewänne, Achtung Suhrkamp Verlag, Sie wissen es bestimmt, weil Sie sehr gut informiert sind, aber vorsichtshalber erwähne ich es lieber nochmal: die Ausschreibung läuft noch bis.
März!
Susanne Becker
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Catch Hold Of Das Letzte Land Conceived By Svenja Leiber Provided As Digital Version
Svenja Leiber