que más rescato del libro es la suma de características del núcleo familiar de Midori, las que ciertamente coinciden con mi experiencia personal: Un joven criado por su madre y su abuela en un entorno de vulnerabilidad, a lo que se suma una extraña relación con un padre irresponsable.
La forma de escribir de Kawakami es conmovedora y transparente, con un ritmo calmado y meditativo que invita al lector a generar empatía con la sensibilidad de los personajes.
Una novela sobre el descubrimiento de las emociones de un adolescente y búsqueda de la conexión con sus seres queridos.
Le doy cuatro estrellas porque no me enganchó tanto como "El cielo es azul, la tierra es blanca" En la tercera novela del reto lector deme encontré con una sutileza increíble.
Kawakami me demuestra en esta segunda historia que leo de ella como la vida de alguna persona es importante contarla.
Midori es un muchacho de colegio que tiene un amigo llamado Hanada, que tiene una fijación con encontrarse en el mundo.
También está Mizue Hariyama, que es la chica con la que esta saliendo y que no se sabe muy bien porqué.
En esa parte de su vida las preguntas salen y salen a borbotones como lo harían en cualquier joven de su edad.
Luego esta su familia, él vive con su madre y su abuela, dos personas diferentes y a la vez muy parecidas.
La crianza que ha tenido lo ha llenado de empatía con los demás, eso se nota en la relación con su amigos, y sobre todo con su padre, Otori.
Este padre de cierto modo esta ausente, se ve en casi toda la novela una despreocupación por su hijo, para luego darle un giro al final.
Todo esto es la vida de Midori, algo común, diría él mismo, Pero lo que hace Kawakami es encontrar lo extraordinario en su cotidianidad, en sus preguntas y como se relaciona con los otros.
Midori pasa por un viaje, tanto físico como espiritual, que lo cambia al final de la novela, pero que para nosotros como lectores es entendible, quiero decir, no es otro personaje, es el mismo pero con sutiles cambios que solo los mas atentos notarán.
Me entregué a la simpleza de su vida, a tal vez no sentirse el protagonista de su propia historia y sobre todo a ese viaje descomunal que todo ser humano tiene en su adolescencia.
Quiero más de Kawakami, ella me recuerda porque la narrativa japonesa me gusta tanto,
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Amo a Hiromi Kawakami, he leído varios libros suyos y me muero por seguir con los que están traducidos al castellano y me faltan.
Me encanta cómo cuenta historias sencillas cargadas de vida, de connotaciones interesantes,
En “Algo que Brilla como el Mar” tenemos una de estas historias con varios personajes asisten a una pequeña crónica del cambio a la edad adulta, de la búsqueda de la identidad sexual y otros temas complejos y a la vez contados de una forma fantástica.
No sé si soy la única, pero como había leído las dos novelas anteriores de ella, esperaba encontrarme un estilo de escritura parecido que te da tranquilidad pero te cuenta una historia hermosa como la que me cautivó con su sutileza en “El cielo es azul, la tierra es blanca”.
Acá, no lo sentí, las conversaciones que terminaban con ese molesto “ya” de los personajes como Midori, personaje principal, que parece no asombrarse por nada y como todo es narrado desde el punto de vista de él, hace la novela algo plana.
Un libro que se lee muy rápido, pero no encontré nada realmente interesante o remarcable en el, una historia simple y rara, poco natural, y personajes poco desarrollados, sin personalidad.
Hace un año leí otro libro de Hiromi Kawakami, y con este segundo libro empiezo a notar en sus historias una especie de tranquilidad y al mismo tiempo de nostalgia.
Cuando vi este libro sabía que debía leerlo y siento que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.
Midori es un chico normal con una familia que no se ajusta a lo convencional a estas alturas no sé que significa una familia convencional, vive con su madre y con su abuela a la primera la llama por su nombre de pila y a la segunda le decía mamá hasta que ella le pidió que la llamara también por su nombre, esta última siempre le habló como si fuera un adulto, explicándole muchos temas a una edad muy temprano.
Midore sabe de la existencia de su padre pero este resulta un hombre descomplicado y hasta irresponsable,
Midori tiene dos amigos Hanada y Mizue, Hanada, quien se siente muy cómodo con su lugar en el mundo y por esa razón busca sentirse incomodo Sentir algo como cuando era niño y se subía a la copa del árbol del colegio, Mizue por otro lado es la novia de Midori, pero resulta ser una relación extraña porque Midori no parece saber qué siente por ella.
Es una novela que habla del paso a la adultez, el sexo, las relaciones y la amistad donde los personajes se mueven entre las costumbres y la modernidad.
Un libro que me traía una extraña paz al leerlo y en el que no ocurren cosas impresionantes pero que por la belleza de la narración y de las palabras logra transportar al lector.
Muy recomendada. Siempre me han llamado la atención los escritores que son capaces de tomar algo que no parece "normal", llevarlo a unas páginas y convertirlo en una historia que no nos hace sentir normales, nos hace identificarnos y empatizar con cada uno de los personajes.
Me he preguntado varias veces si será esa la real magia de la literatura y no la que vemos en los libros de fantasía.
Midori, es un chico normal, al que le pasan cosas normales, pero en la historia podemos ver como no es tan así y como en plena adolescencia emprende este viaje interior de autodescubrimiento.
Es un protagonista bastante aburrido la verdad, pero hace que la historia se sienta como un poema, es delicado y suave al contarse, pero es capaz de traspasar muchas emociones y sentimientos.
. . a pesar de su apatía constante, Cuando anochece, tengo tendencia a perderme en mis pensamientos, Pienso en mi pasado y en mi futuro, y vuelvo a preguntarme aquello de: "Vagamos por la vida sin rumbo fijo.
Y luego qué" Creo que no fue para mí, hace poco leí Un grito de amor desde el centro del mundo y me gustó bastante, era una historia cálida y tierna.
Pensé que en este encontraría algo similar, por desgracia no fue así,
Ni siquiera sé decir de qué se trata, De un adolescente, de su relación con su abuela y madre y sus dos amigos del colegio.
Eso.
Me jugó en contra que era narrado desde el punto de vista del protagonista y era, de verdad, insufrible.
De esos adolescentes que no quieren hablar, apático, cortante, etc, No me caía bien y no funcionó conmigo con él como narrador, ni sus decisiones o diálogos.
No me molesta que no pase nada, que solo sea una historia de vida, de un fragmento de la vida de alguien.
Pero la verdad es que no lo disfruté, me aburrió bastante y más que eso, Midori me cansaba.
No tenía mucha idea del libro al momento de leerlo, y creo que influyó en cuanto a las espectativas que tenía sobre
el.
Hiromi es una autora que recomiendan mucho, y este libro me tomo por sorpresa,
Como tan los personajes existen de manera sincera, a lo que quiero llegar es a lo siguiente, faltó un poco más de fuerza, siento que la historia fue "normal" para mí gusto.
Esperaba encontrar una que otra reflexión, pero no fue así,
No fue algo que me cautivó por completo, pero si pude agradecer que la autora nos mostrará el valor de la sencillez de la vida, y el instante de ella.
Lo tomó como un valor de referencia para alguien que busca encontrar un rasgo diferente, .